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viernes, 6 de enero de 2012

Capitulo 3

A la mañana siguiente me despierto temprano, porque tengo instituto. Dana sigue durmiendo.
"Esta es de las mías" - pienso y sonrio.
Bajo a desayunar y le pongo un cuenco de leche a Dana. Después subo a vestirme y a por ella para sacarla al jardín, cuando termina volvemos dentro. Miro la hora, eran las 07:44
Cojo la mochila, el móvil y las llaves, voy a despedirme de la perrita, aunque me da pena dejarla sola o, tal vez, cosa de que haga algo, pero tengo que ir al instituto, así que salgo y cierro la puerta.
Justo cuando empiezo a andar, me encuentro con Ángelo, lo espero para ir juntos y cuando está a mi lado se acerca para darme dos besos.
-- Hola, cariño - me dijo con una sonrisa.
-- Hola - le respondí sonriendo.
Ángelo es italiano, y uno de mis mejores amigos. Le gustan los hombres y es muy metrosexual, es a decir, cuida mucho su aspecto. A simple vista no parece para nada gay. También hay que decir que es un cielo.
Nos dirigimos al instituto, más o menos unos 15 minutos de camino. Mientras tanto hablamos de los exámenes finales, que están a la vuelta de la esquina.
Cuando llegamos vemos la multitud de gente, toda separada por grupos, algunos por parejas. Vamos a las escaleras que están en frente de conserjería, que es donde nos ponemos nosotros, ahí. Como de costumbre vemos a Kathy, Maggi, Kate y Dominique en el mismo sitio de cada mañana, esperándonos.
-- Hola chicas - digo.
-- Hola - respondieron todas.
Maggi era rubia y alta pero sus ojos en vez de azules, eran verdes, en cambio Dominique era morena y bajita y sus ojos eran marrones. Kate al igual que Kathy, era morena y después de Maggi era la mas alta. Sus ojos destacaban entre todos, eran de un tono azul grisáceo con betas de color miel, eran preciosos.
-- Oye Leslie, que no se te olvide que hoy son las pruebas de teatro en el salón de actos - me recuerda Maggi.
-- No, tranquila - contesto.
Vale sí, me gusta el teatro, y mis amigos quieren que vaya a hacer las pruebas y que lo intente, así que hace tres días vino Kathy diciéndome que me habían apuntado, y que las pruebas para la representación eran hoy.
-- Bien - dice.
-- Estaremos todos presentes, ¿vale? - dijo Dominique contenta.
-- Sí, te estaremos apoyando y dándote ánimos - dice Ángelo -. Pero si se nos escapa alguna risita no te enfades, eh - dijo y se rieron todos.
-- Pero, ¿vais a ir todos en serio?
-- Si, todos - me contesta Kathy divertida.
Suena el timbre y nos vamos a nuestras respectivas clases. Kathy y yo nos vamos a la nuestra y nos sentamos juntas.
Durante la primera hora de matemáticas del profesor Stan, como de costumbre, no pasa nada interesante. En el intercambio Bianca Cooper se choca conmigo. Creo que lo ha hecho intencionadamente, porque esa chica no hace nada sin querer.
Es la chica mas repelente de todo el instituto, la típica niña de mamá y papá que tiene todo cuanto quiere y que cree que manda en todo. Pues conmigo la lleva clara.
-- Brooks aparta, siempre estas en medio, ¡a ver si miras por donde vas, estorbo!
"Dios, que tía mas tonta" - pienso.
-- Lo que tu digas, cariño - le digo sonriendo falsamente y me voy a hablar con Kathy.
Cuando llega el profesor de biología me siento en mi silla y de pronto me acuerdo de ese sueño tan extraño que me acecha, en el que me dicen que recuerde, y otra vez me pongo a pensar en qué tengo que recordar, pero es algo imposible, no consigo nada mas que un dolor de cabeza terrible.
La tercera hora es más de lo mismo, la misma rutina aburrida de cada día. En el recreo me quedo en clase un momento y salgo cuando todos los demás ya se han ido.
Al salir me tropiezo con Blake. Es un curso superior, lo que quiere decir, que tiene 18 años, un año mayor que yo.
Su pelo es de un negro tirando para marrón y sus ojos son de un color marrón intenso, es alto y también musculoso.
-- Anda, pero si está aquí mi renacuaja.
-- No soy tu renacuaja, Blake - le digo -. Déjame pasar - añado, pues me está cortando el paso.
-- Y si no lo hago, ¿qué pasa? - dice divertido.
Cada vez se acerca más.
-- Blake apártate - le digo intentando zafarme de él.
Se acerca un poco más y me hace retroceder hasta chocarme con la pared y él pone su mano izquierda apoyada en la pared. Está tan cerca que siento su respiración sobre mí, hasta podría decir que respiramos el mismo aire.
-- Venga, Leslie - me dice en un susurro, me pone la mano que tiene libre en la mejilla delicadamente y me mira a los ojos.


Noto como mi cara se enrojece y me empieza a arder la cara. ¿Qué está haciendo? Esto no es posible.


Se acerca un poco más y posa sus labios sobre los míos hasta besarme. Le empujé y le metí un guantazo.
-- Pero, ¿qué haces? - le grité -. Que no se te ocurra volverlo a hacer, ¿me has oído?
Vi que se puso la mano en el cachete, lo tenía un poco rojo y los dedos marcados.
Me doy la vuelta y me voy. ¿Qué hacía Blake besándome?


Nunca antes me ha besado nadie... Nunca he sido una chica que llamara la atención, porque me gusta pasar desapercibida, y justo ahora me roban mi primer beso.


Intento no pensar mucho en ello y voy donde nos juntamos en los recreos y me preguntan que por qué he tardado tanto. Les digo que estaba recogiendo unas cosas y que había ido a dejar un libro en la biblioteca, no digo nada de el inconveniente de Blake, al menos no ahora.
Las ultimas tres horas tenemos exámenes, menos mal que he estudiado. A la salida Kathy y yo nos vamos juntas a mi casa, se va a quedar a comer porque hemos quedado para hacer los deberes y hablar. Después me va a acompañar al instituto para que haga las pruebas.
Cuando llegamos al porche de la casa meto las llaves en la cerradura, se escuchan ladridos y Kathy me mira extrañada.
–– ¿Eso es un perro? – dico sorprendida y yo sonrío.
La puerta se abre, y aparece Dana detrás de la puerta moviendo su pequeña cola.
–– Hola Dana – digo.
–– ¿Y esto? ¿Desde cuándo tienes perro? Tanto tiempo no llevo sin venir a tu casa, ¿no? – dice y sus ojos están bien abiertos.
–– Ayer me la encontré en la esquina de mi calle, me dio pena y la recogí, me la pienso quedar.
Kathy empieza a acariciarla, parece que a la perrita le ha caído bien.
Después de todo eso nos ponemos a comer una ensalada y filetes de pollo; lo más rápido que vimos para hacer, tras acabar hacemos los deberes y hablamos de lo que pasó en su cita con Kyle, sobre su espectacular beso con él y me cuenta que han vuelto a quedar este sábado. Yo le cuento todo lo de Daniel, lo que soñé y lo de que anoche había alguien en el jardín, las cosas tan raras que pasaron ayer, y también todo lo de Blake.
A pesar de no haberlo contado esta mañana, estar a solas con Kathy me dio la confianza suficiente como para contarle lo que ha pasado.
Miro la hora, el ensayo empieza a las 17:30 y son y cinco.
–– Kathy corre, las pruebas, ¡llegaremos tarde!
–– Uy, es verdad, vamos.
Salimos corriendo y llegamos justo a tiempo. Nos paramos delante de la puerta del salón de actos para retomar el aire y entramos.
Vimos ahí a nuestros amigos esperando y la profesora de teatro, la señorita Bailey, estaba en el escenario con unos cuantos alumnos. Me dirigí al escenario y la señorita Bailey me dijo que fuera a entre bastidores mientras que los demás hacían las pruebas.
Iba hacia allí cuando vi a Blake detrás del telón.
"¿Qué está haciendo este aquí?" – pienso irritada.
Intento evitarlo, pero me ve, no quiero hablar con él después de lo de esta mañana, es la última persona con la que quería encontrarme, pero se dirige a mí, otra vez y yo frunzo el ceño y me giro para irme a otro sitio, lejos de él.
–– Oye Leslie... – empezó diciendo.
Su tono era diferente, no era el mismo de siempre – Espera, no te va...
Me doy la vuelta para mirarlo y le corto mientras habla.
–– Mira Blake, no quiero hablar contigo ¿vale?
–– Quería pedirte perdón por lo que ha pasado, no sé por qué hice eso.
Me quedo perpleja, eso no me lo esperaba. ¿De verdad está arrepentido? Nunca me hubiera esperado eso de él, es un caradura, y una cosa así sería la última que hubiera pensado.
Tiene algo diferente, algo en los ojos que no sabría decir qué es. Tal vez no sea tan idiota como todos creen, y tal vez tenga su lado sensible, aun así todo eso me venía grande.
Estamos de pie, uno frente al otro, entre bastidores, el telón granate está detrás de nosotros, y los decorados de madera y cartón de las actuaciones, los focos apagados; no era muy grande, ni tampoco muy espacioso, pero estaba bien.
La luz de donde estábamos los dos estaba apagada, y la única encendida era la del escenario para las pruebas, por lo cual no se veía muy bien.
Por fin me decidí a hablar.
–– No sé qué decir, la verdad es que me lo esperaba todo de ti, menos esto – digo.
–– No tienes que decir nada, solo me sentía mal por eso, y después de ver cómo te fuiste, quise pedirte perdón.
Cada vez me impresionaba más ese nuevo Blake. De pronto escuchamos a la señorita Bailey hablando.
–– Bien, Leslie Brooks es la siguiente.
Me tocaba.
–– Me tengo que ir Blake, ya hablamos – le digo.
–– Vale.
Me giro y empiezo a andar, pienso una cosa, y me paro.
–– Espera, ¿qué estás haciendo tú aquí en el salón de actos? – dije.
Era ya tarde para preguntar eso, pero lo hice.
–– Vengo a hacer las pruebas – me dijo y sonrió.
–– Leslie Brooks, sal al escenario – repite la profesora Bailey.
Otra cosa que jamás me hubiera esperado. Me despedí una vez más y comencé a andar hacia el escenario. Una vez que salgo veo a la profesora, mirando al público y buscando con la mirada a ver si me encontraba.
–– Estoy aquí, profesora.
Bailey se vuelve y me mira con una sonrisa.
La profesora es una mujer de cerca de 50 años, con pelo corto rubio y canoso, y unas gafas que sostiene sobre su gran nariz. Su tez es muy clara y sus ojos son redondos.
Se dirige hacia a mí y me da un guión.
En el título pone: “El sueño de una noche de verano de William Shakespeare.”
La página estaba por cuando la reina Titania despertaba.
–– Lee el párrafo donde la reina empieza diciendo “Te ruego, gentil mortal,...” – dice y seguidamente añade–. Yo haré de Lanzadera.
Estaba un poco nerviosa porque aunque me gustaba actuar, nunca lo había hecho en público, solo delante de mis amigos, pero nunca delante de gente que no conocía. Respiré hondo y comencé.
–– “…Te ruego, gentil mortal, que cantes de nuevo; tus cantos han cautivado mi oído. Asimismo los ojos se han enamorado de tus formas, y la fuerza de tu brillante mérito me obliga a decirte, a jurarte que te amo…” - digo, y es como si sintiera las palabras, como si me salieran del alma.
Recito las palabras como si fueran algo mío, las siento y a la vez camino por el escenario con tal soltura que me sorprende.
Después la profesora comenzó a recitar lo que decía su personaje, y así, sucesivamente hasta que a la profesora le pareció suficiente.
Cuando terminamos escucho aplausos, miro a mis amigos y son ellos, ahí fue cuando me puse roja.
–– Bien Leslie, lo has hecho muy bien – me dice la señorita Bailey sonriendo.
–– Gracias profesora.
Me bajo del escenario y voy directa hacia donde está mi pandilla, me empiezan a decir lo bien que lo he hecho, que seguro que me cogen para la representación aunque yo no lo creo así.

Salimos todos del instituto y cada uno se va hacia su casa.

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